Alegoría de Enigma “The Fall of a Rebel Angel” por Michael Kunze & Michael Cretu.
LAS HISTORIAS DE “ENIGMA – LA CAÍDA DE UN ÁNGEL REBELDE”
La Historia de “Circle Eight”
Todo va bien, sin sorpresas. La vida de siempre. Ese es tu problema: algo no va bien. Hay un pájaro gigante en tu cuarto, que agita y bate las alas. Gerión. Listo para llevarte al octavo círculo. El vacío es una enfermedad, pero si lo piensas, los que no tienen nada, nada tienen que perder. Andas buscando el amor, claro que sí. El amor es curativo, pero ¿quién cura al amor?
La Historia de “The Omega Point”
Un grifo gotea, noche infinita, sudor frío. Luces de neón se reflejan en la pared. Suspiros en la noche. Estás solo. No estás solo. Un ladrón de ideas de vigila. ¿Sigo estando en casa? El espejo se ha roto, la ventana no abre. Parece una cárcel; las voces ocultas siguen susurrando: tienes que cambiar, tu viejo ser se muere, búscate otro. Aún sientes miedo, llevas tu vida a cuesta como una camisa de fuerza. No te gusta, aunque te has acostumbrado, pero este malestar interior crece más y más, te haces preguntas que no tienen respuesta. Vuelves la vista atrás al pasado, y parece una enorme ola en el océano del tiempo que se acerca al sonido de una canción al ritmo del grifo que gotea; ¿o son los latidos de tu corazón? y te das cuenta de que ha pasado algo, pero no sabes qué es. Solo sabes que ya no perteneces a este sitio. A partir de un determinado punto ya no hay vuelta atrás, ya has llegado a ese punto. Tienes que salir de aquí, a la calle, ser libre, escapar, buscar, encontrar …
La Historia de “Diving”
Poemas escritos por la noche en la superficie del lago del parque; aquí y te puedes calmar, no te rodean fantasmas. Relájate, déjate llevar y cierra los ojos. Respira hondo y después sumérgete, zambúllete y déjate llevar. Una vez bajo el agua, abre los ojos y contempla las luces sobre ti. Siempre quisiste atrapar una estrella fugaz, pues álzate e intenta tomar una sabiendo que todo es en vano. Cuando emerges te encuentras en mar abierto, delfines y ballenas te saludan, uno de ellos te lleva hasta el arco iris. Las visiones son un claro ejemplo de lo poco que significa para nosotros la realidad. La infancia se ha perdido para siempre; el amor verdadero es una isla remota a la que todo el mundo quiere llegar. No eres el primero que suplica que le dejen entrar.
La Historia de “The Die is Cast”
Luces de neón reflejadas sobre el asfalto mojado. Coches que pasan con luces que parecen ojos. Vuelves la vista porque notas que te siguen, y justo delante de ti, sale de un portal un grupo de monjes que se te acerca con sus sotanas rojas bordadas. Te rodean y te impiden el paso, quieren saber qué piensas, quieren saber qué sientes, quieren saber quién eres. No tienes respuesta, ¿qué les dices? … no estás seguro de lo que piensas, no crees en lo que sientes, has olvidado quién eres.
Los monjes asienten, no se molestan: “sabemos lo que te pasa por la cabeza. También que tienes un agujero en el corazón. No te equivoques, te estamos controlando”. Y entonces te dejan seguir. Corres, corres rápido. ¿Te están siguiendo? No. Alguien te llama, algo intangible, como luz sobre las negras aguas, como esa estrella fugaz a la que hace mucho tiempo pediste un deseo. ¿Conseguirás atraparla algún día?. Los coches que pasan parece vacíos, pero saben dónde van. Tú también estás vacío, pero avanzas sin destino. ¡Corre!, da igual a dónde. Una cosa está clara: no se puede volver del Octavo Círculo.
La Historia de “Mother”
Has girado una calle lateral. Buena decisión. Aquí no hay monjes, ni siquiera viandantes. Sigues sin aliento. Tiempo de calmarse.
Una limusina negra avanza por el callejón y se detiene junto a ti, la puerta trasera se abre, entras sin pensarlo. Conduce una mujer, no te pregunta a dónde vas. Empieza a conducir. Te sientas en el asiento de atrás, recostado, con los ojos cerrados. La suave música calma tu mente afligida. La conductora te habla como si fuerais viejos amigos, sabe cómo te llamas, conoce tu pasado, recuerda tus pecados. ¿Quién es esa mujer? Conoces esa voz ¿es posible? Es la voz de tu madre que te da consejo, como siempre. No, no puede ser tu madre, es demasiado joven; además, ella ya no está. “Estoy acostumbrada a leer tus sueños -afirma la mujer al volante-, conozco tus deseos más secretos”. Le preguntas ¿quién eres? y responde: “Siempre he sabido a dónde llevarte”. “Mira, ya estamos. Hora de bajar”. El coche se detiene ante una villa espléndida. Te acompaña hasta la puerta, se da la vuelta y dice: “Entra al reino de los sueños”.
La Historia de “Agnus Dei”
Has cruzado el umbral. Avanzas por un recibidor. Paredes y techos cubiertos de espejos. Aquí vuelven esas voces que murmuran en tu cabeza. Ves tu reflejo en 100 espejos y el miedo te dice: “date la vuelta”. Estás en un laberinto sin salida, pero la persuasión susurra: “adelante, sube las escaleras hasta el santuario”. Sobre la puerta una frase familiar: “Perded toda esperanza los que entráis”. Obedeces y dejas tu esperanza en el ropero. Se te acerca un payaso: una sonrisa divertida en una cara triste. Te ofrece consuelo, como no te interesa, se molesta. Cuando continúas, lo escuchas gritar: “maldito Agnus Dei”. Da igual. Avanzas por el pasillo, pasas cien puertas, y escuchas jadeos y gemidos; gritos de placer que vienen de dentro. Puedes oler el aroma del pecado y de la piel desnuda. ¡Ah!, el deseo insaciable de amor. ¿Alguna vez has conocido la felicidad? Te aferras a un recuerdo, hace que te rindas, pero los labios que besas están fríos, los ojos en los que les mienten. Sólo hay un suspiro de aire entre el cielo y el infierno. Aprendes la lección, ignoras la lección. Te han engañado: la historia de tu vida. Odias tu reflejo. Rompes el espejo. Andas sobre los cristales rotos y estás fuera en la calle.
Ahí hay una Iglesia, más bien una Catedral. Te parece que debes acercarte. Unas estatuas de piedra guardan el pórtico. Voces en el aire, se acerca vuestra redención. La puerta está cerrada: nunca luches contra tu curiosidad. Llamas y alborotas. Despiertes a las estatuas, de hecho, empiezan a moverse. Entre lamentos y quejidos van a por ti. Justo antes de que te agarren, se abre el pórtico; desde el interior un humo rojo cubre el suelo. La curiosidad piensa por sí misma. Vas a por todas y te adentras en la oscuridad. Suena una campana.
La Historia de “Sadeness Part II”
El sonido de un órgano te atrae al interior. Unas manos invisibles te tocan y te empujan hacia delante. Al poco tus ojos se acostumbran a la oscuridad. Un millón de oraciones y mil millones de maldiciones flotan en el aire y caen al suelo convirtiéndose en humo rojo. Esta catedral está en ruinas: los bancos desvencijados, las paredes se desmoronan, banderas hechas harapos, Santos cubiertos moho y un gran agujero en el tejado. En el santuario, un grupo de monjes que visten sotanas rojas bordadas cantan salmos blasfemos. Un ritual mágico inspira a un monje en éxtasis vestido con ropas de ceremonia: mira al altar con los brazos extendidos y te da la espalda. ¿Está rezando?, no, está escuchando algún tipo de mensaje misterioso: “Viens chez-moi. Je suis ton destin”. Sientes curiosidad, te acerca a él y cuando estás justo detrás, se da la vuelta y te quedas de piedra. El monje es una mujer, la cara de la conductora de la limusina. Está medio desnuda, sonrisa lasciva, labios sensuales, cuerpo perfecto. “Sade J’ai compris. Sade Je te suis” ¿Ángel o Demonio? Te sientes tentado, confundido, asustado. Te indica que te acerques: sus ojos te agarran, sus palabras te atrapan. Su belleza alimenta tus sueños. Tu miedo prende fuego y se hace cenizas. Te sientes más ligero, mejor, salvado. Consciente, por supuesto, de que sigues perdido. Estas dispuesto a sucumbir, listo para rendirte. Necesitas tocarla. Pero no agarras nada. Se ha ido: una ilusión desvanecida. La imagen queda almacenada.
La Historia de “Lost in Nothingness”
Entonces se hace la paz. La catedral se convierte en un palacio de hielo. Las columnas, las paredes, las estatuas y los bancos, los escombros y las banderas: todo de hielo, brillante y duro hielo. Los monjes, transformados en cuervos, se han ido del edificio por el agujero en el tejado. La nave ya no está a oscuras; ahora, a tu alrededor, todo es blanco, limpio, reluciente. Coloridos rayos de luz inundan la estancia desde el tejado, y, en su trémula luminiscencia, titila una visión de María Magdalena. Arriba: incomprendidos de la tierra. Te bendice, y tu corazón tan frío siente calo. Tu mente insegura por fin comprende. Y cuando dicen: “no te tomes tan enserio”, cierras los ojos y empiezas a ver maravillas sinfín de jardines en flor, estanques resplandecientes, apacibles animales y humanos amorosos. No hay maldad, no hay rencor, ni fealdad, envidia o lucha. Armonía. Dicen que morir congelado, es la mejor forma de morir.
La Historia de “Oxygen Red”
Una mañana de bruma. Vuelves a estar en la calle; y de la nada una voz te anima: esta es tu vida. ¿Por qué malgastarla con recuerdos del pasado y preguntas sobre el mañana? Los fantasmas odian la luz del día, aprovecha el momento para dejarlos atrás. Ante ti se encuentran una bendición y una maldición. Los pensamientos pueden sanarte, los pensamientos pueden matarte. Las palabras pueden salvarte, las palabras pueden romperte. Las emociones pueden guiarte o traicionarte. Azul oxígeno es salvación, rojo oxígeno es veneno. Tal y cómo pienses, así serás. No comas el pan de la bestia que tiene mal de ojo. Y recuerda la vieja advertencia india sobre el buen lobo y el mal lobo, que luchan por dominar tu alma. Cuidado con cual alimentas. No dejes que el aire que respiras se convierta en rojo oxígeno. Tan cierto como que el día sigue a la noche, debe haber un modo de salir de este laberinto. Sonríe, no está tan mal. Sin lucha y esfuerzo no puede haber progreso. Ahora es el momento adecuado para intentarlo de nuevo, para seguir con la vida. Tú eres el cambio que buscas.
La Historia de “Confession of The Mind”
Los vendedores callejeros venden amor para atraer tu atención, vociferando listas de cantantes famosos y enumerando tus canciones preferidas: “All you need is love”. Por supuesto, solo venden basura. El amor de verdad no está en venta, solo puedes conseguir falsificaciones; pero ya las has tenido antes, no te interesa. Entonces ¿qué haces aquí? Mirando a tu alrededor ves que uno de los puestos es un concesionario. Promete paz de espíritu, justo lo que necesitas ahora. Por eso has venido. Entras y te arrodillas. Ahora tienes un problema: ¿a quién le vas a rezar?, tú Dios se ha ido, lo dejaste en algún sitio, lo olvidaste hace mucho. Se abre la cortina, y tras la celosía de madera una voz dice: “Bienvenido una vez más a Agnus Dei”. El sacerdote es el payaso que has visto antes. –“Que el Señor habite en tu corazón”. Empiezas la confesión reconociendo tus pecados, con arrepentimiento sincero, – “Me arrepiento de corazón por haberme perdido”.
El payaso dice: – “Eso no es un pecado, pero sí que lamento ver que has perdido toda fe en que te encuentren. Ese es tu pecado y me temo que es mortal. Por desgracia no puedo absolverte, solo soy un payaso. Debes ir hasta el lago y tirar tu imagen al agua -No puede estar hablando en serio-. Eso es todo. La vida es muy sencilla, ¿por qué te empeñas en hacerla complicada?” y diciendo esto, cerró la cortina. Fin de la confesión.
La Historia de “Absolvo”
Una tarde soleada en el lago del parque las olas ondean hasta la orilla. Los pájaros cantan en los árboles. Unos niños ríen y chillan a lo lejos en unos columpios; y aquí estás, mirando como tu reflejo tiembla en el agua. Preguntas: ¿quién soy?, y tu imagen te mira y responde: “ya no eres quien eras, casi eres quien serás. Ego te absolvo”. Te inclinas, tomas una piedra, la sostienes en la mano y se hace cada vez más pesada. Justo antes de que pese demasiado, la lanzas con todas tus fuerzas contra tu cara en el agua y de repente te sientes más ligero, aliviado, libre … y los Ángeles empiezan a cantar.
La Historia de “Amen”
Ya estás listo para emprender el viaje al lugar que tu alma alcanzó hace mucho en las alas de Gerión: el Octavo Círculo. Así que andas, sales de aquí, de esta ciudad, de esta vida, sin mapa, sin GPS que te indique el camino. Una vía incógnita, solo para ti. Te llevará por bosques y desiertos, por barrancos y desfiladeros, junto a enormes ciudades y ruinas de castillos de cuento. El camino te cansará, pero no perderás la esperanza. Cuando te acuestes para dormir en el arcén, cerraras los ojos con una sonrisa. Vuelves a creer que te encontrarán. Oyes a alguien llamarte, a lo lejos alguien te espera. Sigue andando.
Tentanda incognita.